De Chile a España, de España a Chile, de Chile al mundo. La diseñadora Paulita Errázuriz encontró su destino.

La diseñadora Paulita Errázuriz encontró su destino.

 “Yo quería traer lo que veía en el exterior a mi país para que la mujer chilena se empezara a atrever más”, cuenta la diseñadora Paula Errázuriz. En España, adonde había viajado para estudiar, creó en 2014 su firma homónima de indumentaria hecha a mano. “Viajaba a Chile todo el tiempo. A partir de 2018 empecé a volver”. Hoy, instalada en Santiago, continúa produciendo en Barcelona y tiene dos objetivos: profundizar el desarrollo sustentable de su marca y vender en otros países. 

 

Desde chica le interesó visitar otros lugares. “Me encantaba ir a Europa. Mi padre siempre me llevó a conocer distintas culturas”. Luego de estudiar dos años Diseño de Vestuario y Textil en su país, tomó cursos en la Central Saint Martins de la Universidad de las Artes de Londres y en el Istituto Europeo Di Design de Barcelona y allí se quedó. En 2014, tuvo que viajar a Chile para una boda. “Me hice un vestido para mí, que me sirvió para ver cuál era la reacción de la gente con mi primer diseño. Fue impresionante: se me acercaban para verlo de cerca y hacerme preguntas”. Ya de regreso en Santiago, comenzó el desarrollo de su primera colección, que presentó en 2015 en la Galería de Arte Patricia Ready de Vitacura. “Había una exposición audiovisual. Tenía sonidos de pájaros y jaulas gigantes con formas geométricas. Fue perfecto”. 

 

Elegante, bohemia, artesanal y distinta. Así define su etiqueta. “Me reconocen en general por los colores”, cuenta. Vestidos, chaquetas, blusas y tapados son sus piezas más buscadas, todas producidas en Barcelona. “Trabajo con una señora que tiene dos talleres: uno de costura y prueba y otro donde guardamos las telas y cortamos toda la producción”. Sus colecciones son atemporales y su inspiración está en los lugares, como Ibiza o Londres. “Me interesa desde cómo son las personas que viven allí hasta los colores de la arquitectura y de la naturaleza”. Ofrece también un servicio de prendas a medida, que desarrolla a distancia con su equipo español y hace hasta vestidos de novia.

 

La sustentabilidad es un concepto dominante. “Me gusta el diseño consciente. Si tengo una chaqueta que no uso, la desarmo para reutilizar el textil”. El imperativo es aprovechar hasta el último retazo: “Compramos lo justo. Las sobras, aunque sean poquitas, las tenemos para un borde, un cuello, un puño, un bolsillo”. Su última colección, que aún no pudo presentar por la llegada de la pandemia, tiene piezas creadas a partir de esa práctica. “Hay kimonos que tienen mangas distintas en el frente y en la espalda. Es gracias a una mezcla de tejidos”. Las mascarillas que lanzó en los últimos meses, también están hechas de sobrantes de colecciones pasadas. 

 

Su meta hoy es comenzar a vender en otros países, por eso está dedicada de lleno a su canal de venta online. “Ahora quiero llevar Chile al mundo”.

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